EL FICUS DE ENRIQUE BALLESTER BERENGUER, TODO UN SÍMBOLO DEL NUEVO BENIDORM
Antes de que Benidorm se convirtiera en la pequeña Nueva York de España, era un pueblo costero de tradición pesquera, y en el casco antiguo podemos encontrar los últimos resquicios de la historia de nuestro querido pueblo. El casco antiguo se sitúa en pleno centro de Benidorm, delimitado por el Parque de Elche y la Plaza Triangular, ubicaciones que antaño indicaban las afueras del “pueblo”. Hasta que en 1960 el alcalde Pedro Zaragoza aprobara su famoso PGOU que diseñaba el crecimiento urbanístico de lo que hoy es Benidorm. Dos años más tarde, Enrique Ballester Berenguer mandó plantar un ficus, que hoy luce frondoso, en el triángulo marcado en plano, y con césped bien cuidado a la vista, en mitad de esa plazoleta, inaugurada como Plaza Triangular y, posteriormente, rebautizada como Plaza de la Hispanidad.
El ficus que mandó trasplantar Enrique Ballester Berenguer es, por tanto, una planta joven pues ha cumplido ya 61 años. ¡ Curioso ! ¿ Verdad ? Pues hay gente de mi generación, por ejemplo, que hemos pasado ya la cincuentena, que pensamos que tal objeto, planta o árbol llevan en Benidorm toda la vida y no es así la cosa. Ficus lyrata, comúnmente conocido como higuera hoja de violín, es una especie de planta con flores perteneciente a la familia Moraceae. Es originaria de África Occidental, desde Camerún al oeste hasta Sierra Leona, donde crece en las tierras bajas de la selva tropical. No requiere de mucha agua para crecer rápidamente y su vida puede llegar a prolongarse más de 200 años.
Miguel Chofre, agricultor y natural de El Vergel, vendió en 1920 las tierras que poseía en el pueblo de la Marina Alta, “cuando en España sólo había miseria”, cuenta su nieto, Enrique Ballester Chofre, y se marchó a Argelia cuando su madre Mª Rosa, apenas contaba dos añitos. Por su parte, el abuelo de la saga Ballester, de familia de zapateros de Elche, hizo lo propio y a los diez años, Enrique Ballester Berenguer, llega junto al resto de la familia a la capital argelina, ambas familias vivían en lo que se conocía como el “Rincón Español”. Con 20 años Enrique y Mª Rosa se casan y poco tiempo después nace su hijo Enrique Ballester Chofre.
Un magnífico garaje en una céntrica plaza
La familia estuvo en Argelia siete años, desde 1954 a 1962. Enrique Ballester Berenguer llegó a Benidorm justo ese año, dos años después de que se aprobara el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de 1960. El patriarca de los Ballester compró entonces un solar muy próximo a lo que entonces se llamaba Plaza Triangular y que se extendía hacia arriba por la vía Emilio Ortuño. Su hijo, Enrique Ballester Chofre, recuerda, el pequeño aljibe que existía en la parte superior derecha de lo que hoy es el Puente Bañuls al que daba vueltas constantemente un burro.
La Plaza Triangular estaba ya diseñada sobre plano en el PGOU de 1959 y aunque se incluyó definitivamente en el Plan General de 1960. “Oficialmente la inauguró el alcalde D. Pedro Zaragoza el 18 de julio de 1968 y, además, aprovechó la ocasión para inaugurar el garaje subterráneo y el edificio Flecha que habíamos construido en este solar”, recuerda el empresario ahora jubilado.
¡ Y, como siempre digo, los grandes temas en Benidorm surgen de ideas brillantes ! Me explico: “ Cuando todavía estábamos construyendo el garaje, llegó un motorista y me dijo: “El alcalde le espera”. Yo tenía 22 años, no conocía a D. Pedro y, claro, en ese momento me pilló un poco de sorpresa. Inmediatamente me dirigí al Ayuntamiento viejo, el que estaba en el Paseo de la Carretera, subí a la primera planta y, allí, su secretario, Juan Antonio Baldoví, me indicó que me dirigiera a la estancia del fondo que era no sólo el despacho del alcalde sino también la sala de juntas. Allí, estaba D. Pedro Zaragoza y un hombre con un maletín al que le dijo: “Lo que me has ofrecido a mí se lo vendes al chiquillo: Si él te lo firma, la autorización la tenéis”, -explica Enrique Ballester Chofre-. “Lo que este hombre quería vender era una máquina lavacoches de última generación, marca alemana, que previamente yo ya había visto en una feria del automóvil a la que había asistido. Por supuesto, compré la máquina y fue tal el éxito que tuvimos, cuando la pusimos en funcionamiento, que las colas para lavar coches llegaban desde el garaje subterráneo del edificio Flecha hasta la calle Gambo”, recuerda Ballester.
Escenario perfecto para rodajes
Popularmente conocida como Plaza Triangular, pues así fue inaugurada por su su forma originaria, esta plaza, recientemente reurbanizada y rebautizada como Plaza de la Hispanidad, en pleno centro de la ciudad, es un escenario perfecto para sesiones de fotografía o rodajes.
Pero a principios de los años sesenta esta iconografía ni se intuía. Por no haber ni estaba el ficus que lleva allí más de sesenta años. De hecho, la historia de la familia Ballester en Benidorm está muy ligada a la historia de esta plaza. “Posterior al edificio flecha, construimos el edificio Ensenada, cuya fachada da a la Plaza Triangular pero al cual se accede por la parte trasera, por un pequeño pasaje que une la calle Gambo con la del Dr. Pérez Llorca, y al lado había un solar, todavía sin construir, en el que poco tiempo después se inauguraría el edificio Astoria B”, comenta Enrique Ballester Chofre, -e indica-, “para ornamentar éste pasaje y separarnos del Astoria plantamos cuatro ficus; el local que hacía esquina con Gambo (donde actualmente está Massimo Dutti), lo vendimos a un banco andaluz cuyo director nos pidió que quitáramos el ficus (que ya estaba frondoso) porque le impedía ver la calle. Mi padre, que era amigo del jardinero municipal, le pidió a éste que lo trasplantara en el pequeño triangulo de césped de la Plaza. ¡ Y ahí está hasta la fecha !”
Lo queramos o no el ficus de la Plaza de la Hispanidad se ha convertido ya en otro símbolo de Benidorm en el que turistas y vecinos se acercan hasta él a hacerse fotos con motivo de una ocasión especial o sin motivo alguno. La pequeña plazoleta triangular expandió en paralelo y perpendicularmente la simetría del ordenamiento urbano de una localidad cuyas ramificaciones llegaban hasta el Rincón de Loix, por la avenida del Mediterráneo o por calles como Gerona o Lepanto,..., todas ellas partían de este céntrico enclave del “pueblo”.
Enrique Ballester Chofre dice no ser nadie para afirmar “si el ficus de la Plaza Triangular se ha convertido o no en un símbolo de Benidorm, lo que sé es que para mí simboliza la figura de mi padre y con eso me es suficiente”, -y continúa diciendo-, “mi padre llegó a Benidorm en 1962, yo, en aquel entonces estaba estudiando en Paris; la primera vez que pisé suelo benidormense fue con mi primo Paco Crespo y dormíamos en una pequeña buhardilla del Paseo de la Carretera. Nuestra primera impresión fue de libertad”. La familia Ballester Chofre había vivido en Argelia siete años, desde 1954 a 1962 y allí no había costumbre de salir por la noche. “En 1962 yo tenía 18 años y no sabía lo que era salir por la noche ni ir por la calle a cualquier hora y en Benidorm lo pasábamos genial, también aprovechábamos para disfrutar de la familia, pues toda se reunía aquí para pasar un mes de vacaciones”.
Y concluye diciendo: “Para mí Benidorm es un paraíso, sólo tengo palabras de agradecimiento, ya que cuando mi familia y yo llegamos aquí sólo había cuatro calles asfaltadas: Gambo, Martínez Alejos, Alameda y Paseo de la Carretera. Era el momento oportuno y supimos aprovechar las oportunidades que Benidorm ofrecía; de hecho construimos seis edificios (Ensenada, Flecha, Rincón Español, Copacabana, Odeman e Ílice) que entre todos suman 440 viviendas; hemos disfrutado y participado de las Fiestas Mayores Patronales como algo propio, de hecho me considero un benidormense más”. Y como cualquier saga familiar el apellido Ballester ha echado ya raíces en Benidorm tantas como las del ficus que el abuelo “Quico” mandó trasplantar en plena Plaza Triangular, en el centro del corazón de Benidorm.
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